Barrio El Territorio se despertó en los playoffs y lo coronó de la mejor manera posible. Después de una apática primera fase, el equipo barrial mostró su verdadero poderío en los mata mata, protagonizó el golpe en la final y conquistó la Copa de Bronce de la Súper Liga al vencer por 2-1 a Etherna United casi en el agonía del partido.

El conjunto dirigido por Iván Kraskoviecki llegaba a la definición del certamen como punto. Enfrente estaba un envalentonado Etherna, el único invicto de todo el torneo Clausura y que había sumado más del 90% de los puntos hasta el encuentro decisivo (10 victorias y un empate).

Sin embargo, el equipo gris sacó a relucir su amor propio, se sobrepuso a una desventaja inicial y dio vuelta un partido clave para conquistar su primera estrella en la Súper Liga.

Milton Petriw, el experimentado volante con pasado en Guaraní, abrió la cuenta para Etherna con una definición digna de su repertorio, pero Barrio El Territorio mostró personalidad, apretó en campo rival y demostró tener argumentos para dar la gran nota de la última jornada.

Sin embargo, pese a buscar con insistencia el arco de enfrente, el conjunto barrial encontró la llave del gol en un infantil penal que Juan Pablo Morcillo cambió por gol para el 1-1 parcial en el arranque del complemento.

El trámite se hizo de ida y vuelta, vertiginoso y con opciones de gol en ambos lados. Los dos demostraron tener criterio a la hora de manejar la pelota y armaron un gran partido digno de una final.

El gran héroe del mediodía sabatino fue Lautaro Godoy, quien a dos minutos del final aprovechó su chance, sacó pecho en zona de gatillo y definió ante el buen arquero Fugazza para desatar el delirio del equipo barrial, que se tomó revancha luego de los puntos perdidos ante el mismo rival en la fase de grupos.

Godoy, quien venía de convertir en la clasificación de su equipo en semis ante Santa Lucía, volvió a dejar su marca y fue clave en la consagración de su equipo, que en los playoffs dejó ver su mejor y verdadera cara para quedarse con el premio mayor.

Para Etherna, que terminó con uno menos por la expulsión de Martín Santa Cruz, la derrota significó un golpe duro, ya que luego de ganar de punta a punta la primera ronda y no dejar dudas ante sus rivales en cuartos de final y en la final, tropezó en el partido más importante y se quedó con un subcampeonato que seguramente tiene sabor a muy poco.

Barrio El Territorio y Etherna, debutantes absolutos en la Súper Liga, demostraron estar un escalón por encima del resto y así lo reflejaron sus números pero sobre todo sus rendimientos.

Por otra parte, Santa Lucía, otro de los equipos que hizo su estreno este año en la competencia amateur, terminó la Copa de Bronce en el podio luego de vencer por 4-1 al también debutante Veneciana en el partido por el 3° y 4° puesto.

Leonardo Cuevas, que terminó como el máximo goleador del torneo Clausura con 12 conquistas (un gol por partido), marcó dos de los cuatro goles del equipo santo, que completó la goleada con los tantos de Ian Mereles y Agustín Lovera.

El equipo de Emiliano Díaz, que empató transitoriamente promediando el primer tiempo a través de Darío Enríquez, fue la grata revelación del torneo en su primera incursión en una liga amateur. No tuvo expulsiones, siempre cumplió en tiempo y forma y entendió a la perfección el espíritu que busca la Súper Liga.

Para el cierre del torneo Clausura quedaron los triunfos de Los Primos y CVC ante Atlas y Marconi, respectivamente. El equipo familiar se quedó con el 5° puesto de la Copa de Bronce al ganar por 3-1 gracias a un doblete de Alexis Brítez y otro tanto de Facundo Díaz Domínguez, mientras que el conjunto cristiano se hizo grande en la adversidad y con ocho jugadores en cancha derrotó por 2-1 a Marconi en una verdadera hazaña deportiva.

David Ávila y José Polachini anotaron los tantos de Centro de Vida Cristiana en el primer tiempo, mientras que Santiago Samudio había marcado el empate transitorio para el equipo granate, que en la segunda parte tuvo una inmejorable chance para empatarlo a través de un penal muy mal ejecutado por Adrián Matsumura.